viernes, 8 de noviembre de 2013

SOBRE FORMAS DE TRABAJAR (Y VAN... HE PERDIDO LA CUENTA)

Vaya por delante que todos los métodos de trabajo son válidos, siempre y cuando a uno le funcionen, aunque es evidente, y eso nadie puede negarlo, que los resultados no siempre son iguales.
Nadie puede negar que una buena planificación, un trabajo diario y la disciplina siempre darán un mejor fruto (la calidad es otra cuestión) que una obra escrita al albur de la inspiración, sin plan definido, cuando me venga en gana y a salto de mata. Esta última obra puede ser buena, es obvio, si la calidad del autor es indiscutible, pero el trabajo de corrección siempre será mayor. 
Recordad: un buen trabajo antes y durante te ahorra un trabajo duro después (o al menos lo facilita).

Al hilo de una "conversación" que he tenido por ahí con gente que despreciaba (ellos decían que lo respetaban, pero no es cierto, porque decir que algo es ridículo e infantil a mí no me parece respetar) la extendida costumbre de contar el número de palabras que se hacen a diario, yo diré por qué las cuento y cómo lo hago.
Uso una página llamada Sarra cannon´s wordmeter, aunque supongo que habrá mil parecidas. Este está en inglés, pero es tan básico que se entiende sin problemas. En todo caso, supongo que los habrá en castellano también. Creo un contador (son totalmente personalizables y puedes tener todos los que quieras), le pongo el título, si lo tiene, mi nombre y el número de palabras que quiero alcanzar en total. Cada día voy añadiendo lo que he avanzado y el progreso aparece en una barra de lo más mona, junto con un % de mi evolución. No sabéis hasta qué punto anima ver que vas alcanzando tu objetivo señalado, o ver que incluso puedes superarlo. 
Puede que algunos crean que los que decimos que hemos escrito X al día lo hacemos por fardar o que nos digan que somos unas máquinas, pero realmente se trata de algo totalmente psicológico, un estímulo propio. Es lo mismo que ponerse una fecha. ¿A quién no le agrada cumplir su objetivo? A mí, desde luego, me da un subidón ver que lo consigo. Es importante saltar tus propias barreras mentales.

Otra cosa que hago es que nunca, o casi nunca, releo lo que he escrito durante el día. Lo hago y lo cierro. Escribo toda la obra de una sentada y la leo toda junta una vez "terminada". Cuando corriges sobre la marcha nunca sabes si lo que haces va a cuadrar con lo anterior. Es mejor apuntar la idea y añadirla luego si es necesario, porque esa idea, al leer después, es posible que no cuadre. 
Yo antes no trabajaba así, pero me recomendaron este método y creo que es mucho mejor. Se avanza mucho más en la escritura si no te paras a cada momento y luego se corrige el conjunto, que al fin y al cabo es lo que será la obra final, por no decir que no te tiras media vida corrigiendo (que es un trabajo bastante ingrato a veces). 
Recordemos que una novela o relato no es un conjunto de escenas, sino una obra total, y como tal debe ser leído y corregido. Al leer el conjunto se ve si funciona en cuanto a ritmo, personajes, trama, etc, algo que no se ve si solo vemos el asunto escena a escena.

Y, en definitiva, así trabajo. A mí me funciona. A otros les funcionará otro método y no dejará de ser bueno, si es que les va bien.

Nota mental: sé que  no debería dejarme incitar por lo que dice cierta gente, ¡¡pero es que han dicho que no tengo sentido del humor!!

1 comentario:

  1. No dejes que te afecte lo que dice la gente, pasa de ellos, seguro que eres genial y no saben apreeciarlo :D

    Un saludo desde http://marsehistorias.blogspot.com.es

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